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miércoles, 28 de abril de 2010

Capítulo XVI: Motín


Podemac dejó el cuerpo de Dealish en el suelo, junto a la cama, y bloqueó la puerta como había hecho la Embajadora anteriormente.

- Esperaba encontrarte sólo, consejero Wicca -dijo, como si el chico esperara su visita, que no era el caso, y no hubiera nada extraño en haber dejado k.o. a un miembro de su propio equipo y haberlo entrado allí a rastras.
- Tais es de confianza -contestó Wicca automáticamente. Quizá diciéndolo mucho empezaría a creérselo él también.
- Consejero, ahora mismo nadie es de confianza. -Wicca asintió, ya había oído eso antes. - Ahora escuchadme los dos, no tenemos mucho tiempo. No puedo estar segura de cuántas salinas hay a bordo. Sólo sé que la capitana Selekna no es quien yo conozco. Ha intentado envenenarme para quitarme de en medio. Creo que fue durante la comida, así que es posible que la poseyeran antes de que zarpáramos. -Podemac hablaba muy deprisa y ni Tais ni Wicca la interrumpieron. - Farwiden, el jefe médico de a bordo, me acaba de confirmar que aún tengo erebrónida en la sangre. No me han administrado suficiente para matarme pero sí para dejarme fuera de combate durante horas. La suerte es que tengo alergia a la varamina, una sustancia que se usa como aislante en los uniformes de la Unión, y me inoculan semanalmente Imoterifal, que controla mi alergia y que, por un casual, neutraliza los efectos de la erebrónida. Así que sólo he sufrido una molesta indigestión. No tengo pruebas de que haya sido Selekna, como os digo puede haber otra salina o treinta más, pero de momento ella es la única que se comporta de un modo diferente al habitual.
- Y usted es... -intervino Tais.
- Sargento Podemac, Jefe de seguridad de la Pressure. Siento no haberme presentado, pero el consejero ya me conoce y yo no esperaba encontrarlo acompañado por usted.
- ¿Tiene rango para desautorizar a la capitana? –inquirió Tais.
- La única persona con potestad para desautorizarla es el jefe médico, y sólo si tiene pruebas suficientes para verificar la incapacidad de la capitana para ejercer su cometido.
- Pues debería estar reuniendo esas pruebas -dijo Tais.

Podemac lo miró con extrañeza.

- Supongo que lo que Tais quiere saber es qué hace usted aquí, contándonos todo esto, si tiene problemas más importantes de los que ocuparse en la nave. Aunque creo saber la respuesta y no me gustará oírla.
- Consejero, hace un rato, cuando viniste al puente en busca de la Embajadora, la capitana me pidió que rastreara su señal, lo cual me sorprendió porque habían salido juntas del puente dos minutos antes. Al hacer el barrido descubrí que la embajadora ya no se encontraba a bordo. Tú quisiste saber el último lugar donde la habíamos detectado y Selekna se enfadó y te llevó a su despacho. Yo aproveché ese momento para investigar lo que me habías pedido. Tu madre estaba con Selekna en el momento en que desapareció, en el corredor de acceso al puente por el que tú accediste después, consejero. No sé lo que ocurrió en ese corredor, pero no quedó ni rastro de la Embajadora.- Tais palideció. Wicca pareció recibir la confirmación de lo que ya sabía con mayor entereza. - El médico me ha explicado hace unos minutos, a través de un mensaje codificado, lo que ya os he contado: que he sido envenenada y las razones por las cuales el veneno no me ha dejado inconsciente. Así que he fingido un desmayo, que si mi teoría es correcta, la capitana debía estar esperando desde hace dos horas, y me han sacado del puente delante de sus propias narices. El siguiente paso era venir aquí y neutralizar a Dealish, porque no puedo estar segura de que la capitana no le haya dado orden de liquidarte o no vaya a hacerlo en cualquier momento. Dealish es conocido por acatar las órdenes sin rechistar, y mi misión es velar por la seguridad de la nave, y especialmente por la de la Embajadora y su consejero. He permitido que la mataran a ella. No sucederá lo mismo contigo.
- ¿Y cual es el siguiente paso, Sargento? -dijo Tais, con una oscura determinación en la mirada.
- No tengo la menor idea- dijo Podemac, sin ningún rubor. - Sé que es absurdo que una jefa de seguridad de una nave de la categoría de ésta esté tan perdida, pero me siento desbordada. Debo proteger esta nave y su tripulación de su propia capitana y de esa amenaza externa –dijo, señalando el ojo de buey que daba al exterior y por el que se veía una luz rojiza. - El cómo voy a hacerlo, de momento, es un misterio.
- Si le sirve de algo yo he sido soldado de fortuna, y he salido airoso de situaciones tan complejas como ésta –se ofreció Tais.
- ¿Soldado de fortuna?
- Una suerte de soldado.
- No, si ya sé lo que es.
- Si desea nombrarme su segundo mientras dure la contingencia...

Podemac miró a Wicca inquisitivamente.

- Creo que lo dice en serio. Se supone que es psicólogo, pero, según mi difunto padre, también se dedica a viajar por la galaxia sacando de apuros a... -iba a decir desagradecidas damiselas, parafraseando a Siras, pero aquello no le haría gracia a Podemac, así que dijo: - Bueno, ayudando a quien lo necesita.
- Está bien. Tais, ¿no? Por la presente y hasta que volvamos a la Tierra, (dado que la misión diplomática parece abortada), o recuperemos el control de la situación en la Pressure, te nombro mi segundo. Bien, ahora hay que trazar un plan. Debéis saber que si no se confirma que la capitana actúa bajo el poder de una salina, estaréis formando parte de un motín en toda regla.
- Yo aceptaré encantado el castigo que la Unión quiera imponerme -dijo Tais. -Pero también juro que la asesina de Nisary no saldrá con vida de esta nave.
- Pero, si hay una salina de por medio... - Podemac empezó a preguntarse demasiado pronto si nombrar a ese rubio su segundo había sido buena idea.
- De momento, ¿en quién más podemos confiar? -preguntó Tais.
- El médico está de mi parte y en el puente he oído comentarios. Algunos de mis compañeros también han notado que Selekna se comporta de forma extraña. Pero no sé de quién puedo fiarme. Los miembros de mi equipo no secundarán un motín. ¿Quién puede asegurarles que no soy yo la poseída? Le debemos lealtad a nuestro capitán, más en situaciones desesperadas y caóticas, como la actual. Hemos pasado otras veces por situaciones difíciles y siempre nos ha llevado sanos y salvos de regreso a casa. Definitivamente, y simplificando, la creerán a ella.
- Entonces habrá que convencerlos con hechos de que no está en sus cabales- sentenció Wicca.



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1 comentario:

  1. ¿Cómo encontrar mi blog? Te amé como un seguidor, escribe muy bien. adc no msn: Besos aliinepaiiva@hotmail.com '

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