Haz click en esta portada

miércoles, 20 de enero de 2010

Capítulo III: Kendal por Tais


Wicca ya había localizado a tres de sus amigos y a dos de sus amigas entre los invitados, pero tendría que saludarlos después. Cogió a su madre del brazo y la arrastró hacia un rincón alejado del bullicio, mientras la gente se acercaba a las mesas y una docena de androides rodaban de acá para allá con botellas de champagne y bandejas repletas de huevas de Grenniut salvaje y galletitas.

- Mamá, ¿estás bien?
- Perfectamente. ¿Por qué lo preguntas?
- Tu discurso. Un tanto apocalíptico.- Wicca observó que el rubio los había seguido, y no se perdía detalle.- ¿Y tú quién eres? -le espetó.
- Se llama Tais -contestó Nisary.
- ¿Y de dónde ha salido?
- Soy un amigo -contestó el rubio.
- ¿Dónde está Kendal? -quiso saber Wicca.

Kendal era el novio de su madre. Llevaban juntos dos años y medio, y Wicca lo consideraba su amigo.

- Kendal se ha ido. Y no volverá.
- ¿Qué ha pasado?

Su madre hizo un gesto con la mano, como quitándole importancia o como si espantara una mosca, y luego silbó a un androide para que le trajera otra copa.

- Cuando se enteró de que nos íbamos, se puso hecho una fiera. Lo tuve que echar.
- ¿Kendal se puso hecho una fiera? No me lo creo.

Tais, el rubio, miraba ora al uno, ora a la otra, pero tuvo el buen juicio de no abrir la boca.

- Mamá... ¿Cuándo se enteró Kendal del viaje?

Nisary hizo como que se concentraba.

- ¿Cuándo? Umm... Ayer por la tarde.

Su hijo la contempló con una mezcla de estupor y resentimiento.

- Entonces es normal que se enfadara. De haberlo sabido con tiempo, seguro que habría venido con nosotros.
- Exacto.

Wicca se tragó la irritación que le estaba causando su madre por su propio bien. Con una voz calmada y madura comentó:

- Lo siento. No me imaginaba que os fueran tan mal las cosas.
- No te preocupes, hijo. No es el fin del mundo. Y ahora, ve a disfrutar de la fiesta. Tienes que despedirte de tus amigos.
- Mamá, espera un momento... ¿A qué venía todo eso del tiempo agazapado?

La conocía lo bastante bien como para saber que no podía estar expresando su dolor por la muerte de Siras después de cinco años de negarse a recordarlo, a no ser que el viaje que iban a emprender, el primero al que acudiría Wicca, hubiera revivido algún recuerdo enterrado.

Su madre cambió de tema, pero por el giro que dio la conversación a continuación, Wicca comprendió que no iba muy desencaminado.

- Has llegado tarde. Supongo que te has pasado por la habitación hipócrita. -Como Wicca no contestó inmediatamente, Nisary presionó: - ¿No es cierto? ¿No has ido a ver a tu padre? - El chico asintió lentamente. - Espero que hayas cerrado bien. Tenemos la casa llena de gente. No quiero ni pensar qué ocurriría si alguien la encontrara por error. No hace falta que te recuerde que es ilegal. Podríamos perderlo...
- ¡Mamá! - Wicca tiró de ella y la llevó aún más lejos que antes. - ¿Qué demonios te pasa?
- ¿De qué estás hablando?
- Te está escuchando todo el mundo.
- ¿En serio?
- Estás hablando de Tempos delante de ese.
- Tais es de confianza.
- ¿Y por qué no lo he visto en mi vida?
- Bueno, ahora tendrás ocasión de verlo a menudo. Se viene con nosotros.

Wicca se quedó sin habla. Luego preguntó, por si lo había entendido mal:

- ¿Que se viene? ¿A la misión?
- Por supuesto. ¿A dónde, si no? - y sin más, Nisary se separó de Wicca, cogió a Tais del brazo y se perdieron entre la multitud.

El rubio tuvo la decencia de mirar a Wicca y encogerse de hombros antes de desaparecer con su madre, como diciendo: ella manda, yo solo la sigo a donde quiera que vaya, como el perro que soy.

Wicca se dejó caer en una silla. Tendría que hablar con Kendal, a ver qué opinaba él de aquel asunto. La verdad es que si ya antes le daba miedo lo que le esperaba a dos días vista, ahora que Kendal había sido reemplazado por aquel imbécil de Tais, Wicca estaba aterrado. No conocería a nadie en la nave. Su madre se pasaría la mitad del tiempo ocupándose de sus obligaciones y la otra mitad frecuentando, adulando, conociendo o catando a su nuevo novio, mucho más joven que el anterior y rematadamente más estúpido. Wicca sabía que en un viaje oficial no le dejarían conectarse al InterStar. Había un montón de normas y protocolos de seguridad enfrentados con la red de redes.
En definitiva, estaría solo y aislado. Iba a aburrirse mortalmente, al menos los tres primeros meses.

En aquel panorama nada halagüeño se hallaba sumido cuando alguien le hizo señas desde el otro extremo del salón de celebraciones. Era una niña de unos nueve años, de pelo moreno y piel blanca. Llevaba un vestido bastante anticuado y aspecto de fragilidad. Wicca no la conocía. Podía ser la hija de unos diplomáticos o la hermana de algún compañero de estudios.
La niña volvió a hacerle gestos para que fuera a su encuentro. Wicca se levantó, intrigado, y en ese momento ella se dio la vuelta y echó a correr, pero lo hacía como a cámara lenta. Los separaban casi doscientos metros y la iluminación era casi intimista pero Wicca habría jurado que la niña tenía un ojo tres veces más grande que el otro.



IR AL SIGUIENTE CAPÍTULO

2 comentarios:

  1. Hola de momento ya te sigo .
    saludos
    Marina

    ResponderEliminar
  2. Y no habría jurado en falso... El mundo está lleno de seres tan extraños como la vida misma.
    Bienvenido a "Días intensos"; ya no podrás salir.

    ResponderEliminar